Jaqueline Aquino nació en la ciudad de Lima, creció en el distrito de Villa el Salvador. Durante toda su infancia pasó por momentos de necesidad. Su padre se dedicaba a la venta de repuestos de carros y su madre era ama de casa.

Cuando aún era joven, sus padres se separaron, esto fue un golpe muy duro para ella y sus hermanos. Su mamá, desde ese momento, debió ponerse los pantalones y comenzar a trabajar para tener dinero para sacar a su familia adelante.

Cuando tenía 16 años su papá regresó a su casa, ella ya se encontraba a punto de acabar la secundaria. En esa época, estaban buscando personal en varios supermercados como Wong y su papá le preguntó que por qué no probaba entrar a trabajar a alguno de ellos. A ella le pareció muy buena idea, así que se mandó y postuló.

Desde ese entonces, su papá se dedicó a hacer servicio de taxi, por lo que a veces no comía a sus horas y al poco tiempo le detectaron cáncer, no había nada por hacer. En el hospital le dijeron que ya estaba desahuciado, que mejor lo lleven a la casa para que pase tiempo en familia.

Antes de fallecer, su padre se juntó con cada uno de sus hijos por separado, incluida Jaqueline, y les dio un consejo que viva siempre con ellos. Ese día fue uno que nunca olvido, pues el consejo que le dio su padre vive en ella vívidamente. Su padre le dijo: “hijita, a ti no tengo nada que decirte, solo te digo que todo lo que tu hagas siempre va a estar bien”. 

Trabajó durante 10 años en el supermercado, en esa época se embarazó de su primera hija, Araceli, que para ella fue como una luz en su vida. Después de la partida de su padre, ella se convirtió en su todo. Ella recuerda un día en el que su hija le pidió que por favor se quedara con ella y no fuera a trabajar. 

En ese momento ella decidió ser valiente y renunciar, porque su hija era su prioridad y debía de estar presente en su vida. Entonces un 8 de octubre no fue a trabajar, se tomó un día de descanso, pero uno definitivo.

Al tiempo su mamá se enfermó, pensaron que tenía cáncer, gracias a Dios no era y todo estuvo bien. Pero su prima se enfermó y si le salió positivo a esa terrible enfermedad, entonces decidió ponerse las pilas y comenzar a buscar una oportunidad de trabajo para poder apoyar a su familia.

De pronto vi en una convención que compañía de network marketing había tenido un 29 de agosto en la que justo David habló de la innovación constante, Felipe mencionó que la compañía se iba a convertir en la número 1 en redes de mercadeo. El mensaje de ambos era que querían traer abundancia a millones de familias, por eso ella decidió que quería estar ahí.

Decidió formar parte de ese gran movimiento y en la actualidad, tiene una visión muy distinta de ella misma a la que tenía antes. Ahora se siente una líder, una mujer realizada, una persona que puede cumplir sus sueños. De hecho, cumplió uno que compartía con su padre, lograr tener un auto propio.

Este mundo necesita de personas que quieran hacer cambios grandes en sus vidas y que quieran cambiar la vida de los demás también.